Enseñar a autoexplorarse, en los pacientes, es muy útil en medicina porque el paciente puede concientizar su estado de salud y así, se hace partícipe de su cuidado y seguimiento, previniendo enfermedades y complicaciones. En relación a la telemedicina, es importante dejar plasmada la enseñanza de dicha autoexploración, de algún modo, que los pacientes pueden acceder las veces que requieran; es decir, de manera asincrónica y así, puedan repetir el ejercicio las veces que sean necesarias, hasta que se sientan seguros de lo que hacen. La información debe ser suficientemente entendible, aún para los pacientes que por primera vez lo van a realizar. Es importante, también, buscar la manera de abrir un canal de comunicación para resolver dudas o recibir comentarios sobre la práctica. El contenido no solo debe mostrar los pasos o las instrucciones de cómo realizar la autoexploración, sino que también debe enfatizar el objetivo por el cual se realiza. Esto es muy importante, es el que llega a ser el motor de la actuación de la práctica. Hay que concientizar y motivar a los pacientes en la prevención y el seguimiento. Igualmente, el paciente o el familiar debe aprender qué conductas tomar con los resultados obtenidos, convirtiéndose en un potencial promotor de la salud capaz de instruir en el ejercicio. Específicamente, debe incluir qué hace, cómo lo hace, para qué lo hace y ver a quién más puede beneficiar. Para promocionar la salud y enseñar cómo se debe realizar una autoexploración de manera asincrónica, se necesitan buscar recursos de transmisión adecuados y adaptados a la población a la que se desea enseñar. Por poner un ejemplo, los recursos usados para transmitir la información en mujeres embarazadas será muy distinto al usado a los niños y adultos mayores. Algunos escuchan la radio y la televisión, por ejemplo, mientras que otros utilizan redes sociales; los niños utilizan videojuegos y plataformas de educación. Estos recursos se basan en medios de comunicación y los elementos usados en la multimedia como son textos, audios, imágenes, videos, modelos animados o sintéticos, y estos pueden ser estáticos o animados, físicos o ahora digitales, y pueden o no tener interactividad. El audio y el texto son los recursos donde, usando un lenguaje formal, pero a la vez sencillo, muy descriptivo y detallado, podemos crear imágenes mentales muy claras de lo que queremos enseñar. Usando la entonación, en su caso, la puntuación adecuada, se puede transmitir la información de manera muy precisa. En caso del audio, podemos agregar sonidos, frases pegadizas o melódicas que puedan reforzar la enseñanza. Las imágenes pueden ser fotografías ilustrativas o diseños escogidos, como los esquemas, que estas, acompañadas de texto o audio adecuado, fortalecen la enseñanza de la autoexploración. Las imágenes pueden ir incluidas en un folleto o artículo de divulgación. También, ser parte de un video y estar incluidas en un flyer, y pueden imprimirse o transmitirse de manera digital. Existen, en la red, bancos de imágenes gratis que podríamos incluir en nuestra enseñanza asincrónica. Los videos aportan enseñanza de la autoexploración, a través de incluir simulaciones o casos reales donde se muestra cómo realizar el procedimiento o puede, simplemente, ser una combinación de textos, audios o imágenes en una secuencia adecuada donde se den las instrucciones y se ejemplifique la autoexploración. Lo anterior mencionado, se puede cargar en distintos medios de difusión clásicos como la radio y prensa, así como en plataformas en la red con fines educativos o sociales. Se pueden utilizar modelos sintéticos o digitales que incluyen la simulación a nuestra práctica. Y, por último, podemos agregar la importancia de la interactividad en el aprendizaje asincrónico, la cual se puede lograr creando foros de discusión y chats. También, existen las líneas directas de atención telefónica o, incluso, mensajería. De esta manera, los pacientes comparten sus dudas y sus experiencias, a la vez que van agregando un historial de cómo fue la experiencia de aprendizaje. Así, el aprendiz también puede recibir retroalimentación al realizar el ejercicio, ya sea de manera inmediata, de manera precargada, o a posteriori por algún observador. Aquí es donde, ahora, el paciente utiliza los recursos antes descritos y pone en práctica su autoexploración, utilizando sus sentidos y compara con lo aprendido. Si llega a tener dudas sobre los recursos que brinda la retroalimentación, se vuelven muy útiles en resolverlas. Se han utilizado los recursos, antes mencionados, para concientizar a pacientes y evitar padecimientos de gran morbilidad en las comunidades. Algunos ejemplos son: la autoexploración para prevenir o detectar a tiempo el cáncer de mama, el pie diabético, cáncer de piel, daño en la boca; autoexploración para el seguimiento de enfermedades de la vista como la degeneración macular, relacionada a la edad. Nuestro reto es continuar con esa enseñanza asincrónica, mejorándola constantemente, utilizando los recursos, mejorando la calidad y, finalmente, promover la mejora en los canales de comunicación.