En esta ocasión hablaremos de los Seguros. ¿Alguna vez has tenido que contratar alguno? ¿Has tenido un accidente y no has podido responder de forma oportuna por no tenerlo? ¿Cómo podemos protegernos de todas estas eventualidades? Esto y más veremos en el tema Seguros. Empecemos por definir qué es el riesgo. El riesgo es la probabilidad de que ocurra un accidente o imprevisto que pueda dañar a la persona, la familia o el patrimonio. Para protegernos de los riesgos podemos prevenirlos y transferirlos. Se pueden minimizar, pero nunca erradicar. Por otro lado, el riesgo no nada más tiene un lado negativo, también podemos tener un retorno cuando hablamos de inversiones. ¿Recuerdas lo que vimos en el tercer tema? ¡Acompáñanos! Muchas gracias. El seguro es un medio para cubrir los riesgos, los cuales se transfieren a una aseguradora, que es la que se encargará de garantizar e indemnizar todo o parte del perjuicio producido por la aparición de determinadas situaciones accidentales. Normalmente, cuando se compra o se vende algo físico, el comprador recibe el bien e inmediatamente lo disfruta. En el caso de los seguros, el comprador paga un prima, que es el precio del seguro, a cambio de un posible servicio futuro. Sin embargo, la protección comienza desde el momento en que se formaliza el contrato del seguro. La venta del seguro constituye el inicio de la relación entre asegurado y la compañía aseguradora. Ésta no sólo tiene que atender el siniestro, además tiene la obligación de mantener informado y asesorado a su cliente en todo momento. Es preciso conocer qué se puede asegurar, ya que no todas las cosas son asegurables. ¿Qué figuras aparecen en la actividad de seguros?, ¿cuándo se puede o cómo se debe contratar un seguro?, ¿cuál es el proceso de asegurar un bien y qué fases comprende? Pero, para que algo pueda asegurarse, se deben cumplir los siguientes requisitos. Primero, debe tratarse de una cosa material. Por ejemplo un coche, vivienda, negocio o algún artículo que tengamos en casa. También puede ser inmaterial, es decir, un perjuicio económico por paralización de una actividad, como cuando sucede alguna enfermedad. Debe existir al tiempo del contrato o al menos en el tiempo en el que empiezan a manifestarse los riesgos. Debe ser cuantificable, es decir, tasable en dinero. Debe ser un objeto derivado de una actividad lícita y estar expuesto a perderse por el riesgo que corre el asegurado. La mayoría de los seguros son productos ya preestablecidos, diseñados para cubrir una o más soluciones concretas. Al final, el solicitante del seguro es quien elige la cobertura que más se adapte a sus necesidades o presupuesto. Generalmente, en un contrato de seguro intervienen seis partes: La aseguradora, el tomador, el asegurado, el beneficiario, la póliza y los mediadores. La aseguradora es la entidad o persona moral que asume las consecuencias del riesgo que es objeto de cobertura en un contrato de seguro. Se encarga de recibir el importe de la prima como precio del riesgo que cubre. Asimismo, tiene derecho a verificar las circunstancias en las que se ha producido el siniestro a fin de comprobar que existe cobertura según lo acordado en el contrato firmado. El siguiente elemento es el tomador, la persona que suscribe o paga el contrato con la entidad aseguradora. No siempre la persona asegurada es el beneficiario. Puede solicitar a la aseguradora que realice cambios en la póliza, como modificar la cobertura, cambiar a los beneficiarios o el domicilio de cobro, siempre y cuando no se deje de pagar la prima pactada. El asegurado es la persona que, en sí misma, en sus bienes o en sus intereses económicos, está expuesta al riesgo. Por ejemplo, en un seguro de vida, el asegurado será la persona cuya vida se basa en el contrato. Su supervivencia o su fallecimiento en un periodo de tiempo dado es la cláusula principal del contrato. En el seguro de incendios el asegurado es el titular del inmueble o bien cubierto en la póliza. Cuando se asegura un bien, el asegurado debe custodiarlo, protegerlo y tomar las precauciones necesarias para no favorecer la ocurrencia de un siniestro. El beneficiario es la persona que recibe la indemnización en los casos previstos en la póliza, suele tener un vínculo común de intereses personales, familiares o económicos con el asegurado o con el tomador. Un ejemplo es el seguro de vida: los beneficiarios, en caso de fallecimiento del titular, serán los familiares más cercanos, los cónyuges e hijos del asegurado, que es la persona que ha fallecido. Aunque en las condiciones de la póliza se puede designar como beneficiario a cualquier persona. La póliza es el documento principal que compone el contrato del seguro. Es un documento en el que constan los derechos y obligaciones de ambas partes. Hasta que este contrato no esté firmado por ambas partes y esté aceptado por todos comenzarán los derechos y obligaciones que están contenidos en él. Y, por último, tenemos a los mediadiores, es decir la persona o asesor que aconseja al cliente sobre las modalidades del seguro y coberturas que más le convienen en función de su situación personal. Para ello, analiza los riesgos a que está expuesto, los perjuicios económicos que podrían surgir y le propone una oferta y no es obligatorio que intervenga en esta parte. Esperamos que hayas puesto atención a todas las partes que conforman un seguro. A continuación, tenemos unas preguntas. ¡Muchísima suerte! Una vez que hemos visto cuáles son los elementos del seguro, podemos dividirlos entre públicos y privados. Los seguros públicos son los que ofrece el gobierno y, por lo regular, son los seguros sociales que cubren gastos médicos. Dentro de los seguros privados, los más comunes son el seguro de vida, el seguro de gastos médicos mayores, seguro de automóvil, seguro de daños para el hogar y el seguro de desempleo. Entre los tipos de seguros, en primer lugar tenemos el de vida. En caso de que muera el asegurado, la compañía aseguradora le dará una cantidad de dinero a quienes hayan designado como beneficiarios. El seguro de gastos médicos mayores, por otro lado, cubre gastos por accidente o enfermedad, en tanto que el seguro de automóvil es que, dependiendo del tipo de cobertura, se pagarán los daños ocasionados a la salud de los ocupantes o al vehículo de un tercero y los daños que nuestro automóvil y sus ocupantes puedan sufrir. El seguro de daños para el hogar cubre los daños a consecuencia de un fenómeno natural, robo o incendio. Por último, el seguro de desempleo otorga una protección básica a los trabajadores asalariados que hayan perdido el empleo, incluyendo a varios grupos vulnerables y discriminados. También existe otro tipo de seguros, los cuales son otorgados y emitidos por las tiendas departamentales o por los fabricantes de algún artículo. Estos cubren alguna descompostura, robo, o alguna falla de algún producto que hayamos comprado. En caso de que compremos un teléfono celular, un horno microondas o un refrigerador, las tiendas departamentales o las mismas instituciones financieras podrán otorgar una garantía extendida. Esto, a final de cuentas, es un tipo de seguro. Puede ser muy rescatable en aquellas inversiones que sean grandes para preservar nuestro patrimonio familiar. Los adultos mayores viven una etapa que conocemos como retiro. Esto sucede cuando las personas dejan de trabajar. ¿Cómo cubren entonces sus gastos quienes ya no trabajan? La respuesta es la pensión, y ésta es una cantidad de dinero que periódicamente reciben los trabajadores cuando se retiran por haber ahorrado una parte de su sueldo durante todos los años que estuvieron trabajando. Ese dinero es administrado por instituciones de seguridad social o por administradoras de fondos para el retiro a través de una cuenta individual. El ahorro para el retiro de los trabajadores proviene de las aportaciones que durante años realiza la empresa, el gobierno y el propio trabajador. Estas aportaciones son una parte del ahorro para el retiro, la otra se puede conformar con un ahorro adicional voluntario que realizaría el trabajador a lo largo de su vida laboral. Las administradoras de los fondos para el retiro no sólo guardan los ahorros, sino que también los invierten. Así, con el tiempo, ese dinero incrementa su valor. Como es un ahorro al largo plazo, si el trabajador ahorra de forma voluntaria pequeñas cantidades adicionales de forma constante, tendrá una mejor pensión y nivel de vida en su retiro. No olvides ver el video de recomendaciones y realizar el reto de este tema.