[MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] Hemos abordado hasta aquí el área preoperatoria, veamos ahora el manejo intraoperatorio del programa atención intra operatoria. El paciente que sea operada de una cirugía colorrectal debe tener, 1. Profilaxis tromboembólica mecánica. Eso quiere decir que deben usar medias anti-embólicas. 2. Compresión neumática como se comentó en la consulta de enfermería. 3. Recibir los antibióticos endovenosos profilácticos, según el esquema de cada centro hospitalario. ¿Qué quiere decir esto? Que los antibióticos profilácticos se suministran de forma precautoria y depende del tipo de cirugía y de la biología de cada hospital. Lo que es común para todos los centros, es que estos deben ser colocados al menos 30 minutos antes de la incisión en la piel. Una vez posesionado el paciente en la camilla de operación, debemos iniciar la asepsia de la piel, previo rasurado si es que el paciente lo requiere. La asepsia de la piel se realiza con distintos jabones, pero el más utilizado en la actualidad es la clorhexidina, entonces se lava la zona, luego se enjuaga y se seca, para que posteriormente el cirujano vestido you con técnica estéril, pincele una solución más acuosa de clorhexidina no jabonosa, en todo el sitio quirúrgico. Posterior a esto, debe dar los minutos necesarios para que la solución haga el efecto que se busca. Continuando con los procedimientos quirúrgicos, se solicita al anestesista que instale una sonda nasogástrica, con el objetivo de descomprimir el estómago, pues muchas veces queda con aire y esto disminuye el rasgo de visión intraoperatorio, sobre todo cuando hacemos cirugía por técnica laparoscópica. Esta sonda debe de ser retirada al momento de terminar la cirugía, porque uno de los principales objetivos postoperatorios, es que el paciente reciba un régimen precoz, que puede ser incluso a las 4 horas postoperatorias. Por lo que contar con una sonda desde la nariz hacia el estómago, impedirá este punto o lo tomará muy dificultoso, además de no proporcionar ninguna ventaja en el postoperatorio de un paciente. También se le solicitará a la enfermera, que instale una sonda urinaria o también llamada sonda Foley, principalmente por la misma razón de la sonda nasogástrica, pues la vejiga al ocupar una parte importante de la zona baja del abdomen, cuando esta está llena de contenido, dificulta la visión en una cirugía laparoscópica y además en cirugía abierta podría ser dañada al momento de ingresar a la cavidad abdominal. Esta sonda Foley, se puede retirar inmediatamente saliendo de pabellón, teniendo cuidado de evaluar que el paciente orine posterior a ello, por el riesgo de un globo vesical postoperatorio. Uno de los puntos más críticos en el manejo intraoperatorio, es la decisión de dejar o no dejar drenajes, pues es un concepto arraigado en la mentalidad del cirujano. Actualmente existe evidencia clara que mucho de las veces el drenaje no proporciona ninguna ventaja y producirá dolor postoperatorio. Obviamente estamos hablando en el ámbito de una cirugía electiva y no de una cirugía de urgencia. En cirugía de colon estándar, el drenaje no proporciona ninguna ayuda, por lo que en general no debería ser instalado. En cirugía de recto medio bajo, aún está en estudio su funcionalidad, por lo que por el momento aún se mantiene. Ahora sabemos que existen excepciones y por eso hay algunos casos en que la instalación del drenaje debe quedar a evaluación del cirujano tratante. Para finalizar y tal como se plantea en este módulo, el cirujano interviene en todos los grandes pilares y el protocolo de recuperación acelerada, es una tremenda herramienta para un paciente quirúrgico, entregándonos la posibilidad de reducir nuestros errores y nuestra variabilidad, minimizar el impacto fisiológico de las cirugías, mejora nuestros resultados, reducir las complicaciones y por sobre todo mejorar la satisfacción de nuestros pacientes. [MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA]